Sin esperar a los éxitos
Leí una frase que me gustó, decía algo como "no tengo tiempo para esperar a mis éxitos, así que voy a empezar a escribir sobre mis fracasos" de Sahil Lavingia, el creador de Gumroad. Y me sentí muy identificado con esa filosofía de vida.
Se supone que un creador, en este contexto, debe escribir y publicar sobre sus aprendizajes y desarrollos, pero al mismo tiempo, el éxito no se hace del día a la noche. Eso es compatible solo si uno empieza a escribir sobre sus fracasos a media que aprende para poder llegar luego a los éxitos emprendedores.
Sí, ya sé, la eterna discusión sobre qué es un éxito. Y sí, es algo personal. Y respecto de mi persona, que soy muy autoexigente, siento que toda mi vida fue llena de fracasos. Hoy me doy cuenta de que me pongo la vara demasiada alta, pero no cambia mi autopercepción.
Y esa filosofía me trajo algo de paz. Con el preconcepto de que uno debe ser una persona exitosa para escribir, entonces nadie debería empezar a escribir hasta no considerarse exitoso. Hoy te pone en un bucle infinito, porque es difícil ser exitoso y generar redes sin escribir y publicar sobre lo que uno hace.
¿Y cuáles son mis fracasos? Y tengo demasiados, o al menos yo lo siento así. Porque siempre vemos nuestra vida de un modo diferente a cómo la ven los demás. Así que me propuse hacer catarsis de mis fracasos, y te propongo hacer lo mismo, para sacarte esa mochila.
Fracaso 1: Al terminar el secundario no sabía qué seguir en la facultad. No es que no sabía qué me gustaba, mi problema es siempre que me gustan demasiadas áreas. Estaba entre ingeniería de sistemas y ciencias económicas. Decidí ir por las ciencias económicas y trabajos en estudios contables. ¿Por qué el fracaso? Porque al ver que en promedio los sueldos de los miembros de estudios contables son inferiores a los profesionales en empresas, así lo siento. Y más cuando lo comparo con los ingresos promedio que tienen los programadores que trabajan para empresas internacionales.
Fracaso 2: Durante la facultad la gran mayoría de mis compañeros tenían un nivel de inglés inferior al mío. Yo venía de una escuela con alta exigencia de idioma extranjero. Y no tenía ganas de salirme de mi zona de confort y seguir mejorando mi inglés, así que fui por la fácil, trabajos en estudios contables con clientes nacionales. Algunos de mis compañeros de facultad con mal nivel de idioma buscaron trabajos en empresas grandes o internacionales, para los cuales tuvieron que estudiar mucho inglés y hoy están en cargos en empresas internacionales, mientras que yo lo practiqué poco. Hoy tengo que volver a entrenarlo.
Fracaso 3: Por mi personalidad se me hizo fácil entrar en estudios contables. Nunca busqué otras alternativas. Los sueldos no eran buenos, pero al menos yo estaba cómo trabajando en un ambiente que me gustaba mientras hacía experiencia de consultor a empresas. Hoy si quisiera empezar a trabajar con alguna startup o empresa internacional para ganar en dólares, la mayoría piden experiencia y referencias de trabajos parecidos cuando mi experiencia es toda informal o freelance. Casi 20 años de trabajar resolviendo todo tipo de problemas para todo tipo de empresas y nadie te cree si ponés eso en un CV, más cuando lo que se buscan son especialistas de áreas en vez de generalistas
Fracaso 4: Por el año 2012 cambié de ciudad por razones personales, me vine a vivir con una mujer a la que amo, y eso está perfecto, el asunto es que los más de 10 años que viví en Rosario llegué a hacer una red de contactos profesionales y colegas que me llevó a ganar mucha experiencia en cargos de liderazgos en la institución profesional que regula a los contadores. Desde presidencias de comisión a autoridad en la organización de eventos formales y tantas cosas más que dejé sin aprovechar cuando me cambié de ciudad. Siento que no busqué una forma de continuar con ese crecimiento profesional, lo abandoné.
Fracaso 5: Hacer trabajos de pericias contables en los tribunales provinciales de Rosario que me dejó experiencias y aprendizajes, pero que no me permitieron monetizar esas tareas. Fueron varios años y algo de 10 expedientes en los que participé y presenté informes periciales. Al momento de las regulaciones de honorarios, las formalidades y burocracias hicieron de que nunca vea un peso por todas esas tareas.
Fracaso 6: Aceptar, quedarme varios años trabajado como contador en un área que no me terminaba de gustar, la laboral.
Fracaso 7: tener que dejar ese trabajo luego de 6 años de trabajo que me convirtieron en una especie de especialista contador en área laboral, sí, esa que no me gustaba tanto.
Fracaso 8. Empezar un emprendimiento con un amigo con el objetivo de generar ganancias en menos de 1 año y sin poder hacerlo hasta pasados los 3. Al mismo tiempo pasar varios años sin tener un objetivo claro, un cliente claro y tantas otras fallas empresariales que hoy veo claras.
Fracaso 9: Crear un espacio de entrenamiento en habilidades de negocios para creativos, que falló desde ya porque yo no soy un creativo, o al menos no vengo desde las carreras de diseño, entonces nunca pude conectar realmente con esos perfiles, más allá de que pueda tener tantas cosas para enseñarles, no puedo ponerme en sus zapatos.
Fracaso 10. Crear un gimnasio de entrenamiento de habilidades humanas y de negocios para los estudios contables. Al cual muchos contadores me mostraron interés, pero nunca tuvieron tiempo suficiente para suscribirse y hacer las ejercitaciones semanales. Similar al gym al que uno sabe que tiene que ir pero no hace el tiempo.
Fracaso 11. Y vuelvo para atrás en el tiempo. Nos juntamos 3 amigos a hacer testeos con Odoo, una plataforma de código abierto que permitiría ofrecer a empresas el servicio de implementación de CRM y sistemas de gestión empresarial, contable y otras yerbas. Nunca avanzó por no tener claros los objetivos. Esto fue por el 2014 o 2015, creo y nos juntábamos a comer biscochos y hablar de tecnología en vez de tener objetivos de negocio.
Fracaso 12. Allá por el 2016 un amigo me pide que lo ayude con un proyecto tecnológico. Yo tenía ya mucha experiencia en el área contable y financiera y él en el área de desarrollo tecnológico. Así que juntó otras personas y empezó un pequeño proyecto de Internet de las cosas (IoT). Armamos el proyecto, incluso lo presentamos en una competencia para ingresar en una incubadora en Córdoba. Solo que no viajé con el grupo a hacer la presentación porque estaba sobrepasado en el estudio contable que trabajaba. El proyecto no avanzó en la competencia, porque el equipo no estaba bien comprometido, y ni presente estaba yo ahí. Siempre cargo con esa culpa de qué sería de eso si hubiera puesto más energía ahí.
Fracaso 13. La cuenta de Instagram del emprendimiento del fracaso 8. Estudié e hice cuanto curso sobre marketing existe en la internet, y me tomó 3 años con un esfuerzo enorme llegar a los 4 mil seguidores de un público totalmente heterogéneo que nunca pude monetizar. Mientras, veía a otros profesionales hacer en menos de 1 año las cosas bien echas para llegar a superar los 10 mil seguidores y generar negocios muy rentables. Hablando de aprender marketing a los golpes.
Fracaso 14. El trabajo en familia. Creo que hoy no le recomendaría a nadie trabajar en una empresa familiar, salvo que sea muy grande y los que la manejen lo hagan muy bien. ¿Por qué? Porque uno se relaja y deja de crecer profesionalmente, uno se queda en la zona de confort. Repito, esto es para las empresas chicas. ¿Qué hice yo? Me quedé trabajando en un estudio contable, chico, familiar cuyo modelo de negocio estaba matando el contexto. Solo servía para generar conflictos familiares.
Fracaso 15. Pretender llegar a ser un gran coach de negocios luego de tener experiencia asesorando clientes de empresas nacionales y pequeñas, cuando la cultura internacional o de las empresas grandes es totalmente diferente. Y siendo que solo en empresas grandes se puede llegar a justificar pagarle a un coach. Yo estaba totalmente mal enfocado.
Fracaso 16. Pretender ser un asesor de branding a pequeños emprendedores. Durante casi 2 años me dediqué a estudiar sobre algo nuevo como el branding y sabiendo que es algo que se sabe aplicar en las empresas grandes. Y yo siempre con mis proyectos difíciles quería hacer algo nuevo, branding para emprendedores. Y claro, los emprendimientos cuando empiezan tienen otras prioridades, como crear un mercado y un producto. Meter en el medio branding solo hace más complejas cosas que deberían ser simples.
Y así podría seguir escribiendo sobre cosas que veo como fracasos desde mi perspectiva de negocios, empresarial o crecimiento profesional. Pero ojo, que no es que sienta que todo eso sean desperdicios, porque a cada fracaso se le puede sacar su provecho y su aprendizaje.
Desde ya que esta no es una lista que uno fuera a mostrar en una entrevista laboral donde se supone que uno debe mostrarse positivo y mostrar los avances y logros de la vida. Allí habría que reconvertirla. Esto es un punto de partida, es un inicio para empezar a escribir sobre cómo uno ve la propia vida. Es la primera parte del ejercicio, ahora resta la segunda, que se trata de activar todo eso y sacarle provecho.
Transformar todo eso en recursos, aprendizajes y extraer de allí dentro logros que lejos están de ser fracasos.
¿Te animarías a hacer lo mismo?