Si te supera
Cuando te supera el síndrome del impostor, todo son dudas.
¿Cómo puedo decir qué está bien y qué está mal? ¿Quién soy yo para decir lo que funciona o lo que no funciona? ¿Cómo puedo saber si mis interpretaciones del mundo son las adecuadas para asesorar a otras personas?
Somos seres limitados, no somos dioses, y como tal, tenemos una visión limitada del mundo. Es más, no solo es limitada, sino que también está filtrada por lo que se suele llamar nuestro "mindset".
Eso qué nos deja, casi nada de certezas, ¿no? Bueno, no tanto, porque si llegaras a ver las cosas así, lo primero que te deja es un aprendizaje sobre ti mismo, sobre que eres una muy responsable y cuidadosa persona.
Y además es una muestra de que buscas una forma responsable de trabajar con tus clientes. Pero tiene un peligro.
Si nos gana el síndrome del impostor y asumimos que todos los "modelos del mundo" que hacemos cuando lo interpretamos pueden estar equivocados, entonces nos ponemos en una situación de bloqueo.
¿Cuál sería la solución entonces? La solución es el camino de la honestidad.
Cuando somos honestos, no discutimos con otras personas sobre la verdad, sino que expresamos nuestro punto de vista o nuestra experiencia con un "tuve esta experiencia y eso me hizo interpretar que esto sería así". Y estamos abiertos a aprender de las experiencias de otros.
Cuando somos honestos hacemos mas preguntas.
Cuando somos honestos escuchamos más y eso nos lleva por el camino de la sabiduría.