No seas un anti-líder
Tenemos un equipo de personas a nuestro cargo y cuando alguna tiene un problema surge el vicio de decirles "dejame que yo lo arreglo" y así es como nos cargamos de más responsabilidades.
Esa es una práctica perjudicial. No es que la hagamos intencionalmente para perjudicarnos, es solo la forma en la que estamos acostumbrados a trabajar. Surge un problema y lo queremos solucionar rápido y como sabemos que podemos hacerlo, lo hacemos.
Un amigo llama a esa actitud, el "anti-líder" porque en vez de hacer que el equipo haga, evitamos que el equipo haga. ¿Y por qué es malo eso? Es malo porque lo que hacemos, lo hacemos bien porque aprendimos, y aprendimos porque lo hicimos muchas veces y mal al principio. Si quitamos la oportunidad de aprender a nuestro equipo, nunca van a hacer las cosas mejor. Ponemos a funcionar un círculo vicioso.
¿Y qué es lo que debería hacer? Un líder, cuando su equipo le plantea un problema, se enfoca en ayudar, guiar o desafiar a su equipo a que piensen por sí mismos y puedan crear su propia solución. Se van a dar errores, pero de ellos aprenderán para mejorar si tienen el apoyo adecuado.
Todavía recuerdo la enseñanza de un empresario, que hace muchos años me comentó que cuando alguno de sus dependientes se le presentaba con algún problema le decía "bueno, ahora quiero que regreses luego con al menos 3 alternativas de soluciones posibles y me vas a decir cuál seguirías".