La genialidad menos pensada
La botella del amargo Angostura es muy llamativa. Su etiqueta recubre toda la botella y uno se pregunta ¿Por qué es así? Yo pensaba que era para proteger la bebida de la Luz, o algo así, pero la respuesta es graciosa en realidad porque se basa en un error.
En 1870 dos hijos tomaron el control del negocio y decidieron renovar la imagen con una nueva botella para presentarla en una competición. Uno de los hermanos diseñó la botella y el otro diseñó la etiqueta. Ninguno consultó al otro y el resultado fue una etiqueta muy grande para la botella. O una botella muy chica para la etiqueta, según a qué hermano se le pregunte.
La competición no terminó bien para ellos y los jueces se rieron de su error, pero 150 años después se puede reconocer esa botellita diferente en cada bar.
¿Quién se ríe ahora?
PD: Gracias a Harry de “Marketing examples” por esta genial historia.