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Todos los días reviso mi agenda al empezar el día. Quiero controlar que no me esté desviando en algo o no esté priorizando tanto como debería. Sé que no puedo pretender hacer todo, ya vi que no funciona porque me desvío en cuestiones de menor importancia.
Pero priorizar no soluciona todo. A mayor cantidad de tareas, el costo temporal de evaluar y priorizar crece de manera más que proporcional. Esto se demostró al diseñar microprocesadores de computadoras y aplica a cómo el ser humano gestiona su tiempo también.
La solución no creo que sea elegir tareas al azar por el solo hecho de que esto consume menos tiempo, sino tener un sistema o un método.
Un método para simplificar la elección de lo que más nos requiere el foco en nuestro día. Algunas personas definen una intención para su día, otras eligen solo 3 tareas a realizar en su día. Otras eligen una tarea importante y dos o tres de menor importancia.
Nunca van a existir soluciones mágicas si partimos de la base de que todos somos diferentes.
Cada cual debe encontrar una forma que le sirva. La clave está en buscar.